¿Cómo se interesó por la natación sincronizada? ¿Cuándo se dio cuenta que aquello era algo más que un entretenimiento? ¿Le supuso eso llevar una vida diferente a la de sus amigas? Pese a todo, usted siempre ha compaginado los entrenamientos con los estudios. Desde entonces, ¿sus jornadas de entrenamiento han variado mucho? En marzo se disputa el campeonato del mundo. Las expectativas deben de ser enormes, dado lo logrado en el pasado Europeo y en anteriores mundiales. Como hasta ahora, ¿participará en la modalidad de equipo, dúo e individual? |
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Sus cuatro medallas de plata en el pasado Europeo de Budapest suponen un logro histórico. ¿Son las que más ilusión le han hecho?
Evidentemente, me hicieron mucha ilusión, pero creo que las de Barcelona (2003) y Montreal (2005) pesan más porque se trataba de mundiales. Aquello fue brutal.
¿Qué valores ha adquirido a través del deporte?
El compañerismo, el trabajo en equipo, el afán de superación y el sacrificio. También el saber ganar y perder, ser consciente de que las cosas no siempre salen bien y que no por ello hay que desistir.
¿Cuántas de esas enseñanzas le sirven en su vida cotidiana?
Supongo que muchas, pero de una manera inconsciente. Es curioso porque en mi trabajo soy muy disciplinada y en mi casa no lo soy tanto. Al margen de eso, llevas a otros aspectos de tu vida la competitividad en el buen sentido de la palabra, las ganas de luchar por objetivos y no quedarse en la mediocridad.
Usted compite con el equipo pero también individualmente. ¿Le cuesta pasar de una modalidad a otra?
No porque nuestro trabajo en equipo tiene también mucho de individual. Al ser una disciplina tan técnica, siempre tienes que intentar mejorar individualmente para que eso revierta en beneficio del equipo. Es una cuestión de combinarse con las compañeras.
Usted centra todas las miradas. ¿Cómo ha gestionado el grupo su protagonismo?
El grupo siempre lo ha llevado bien. Es lógico que yo centre más la atención porque soy la solista, pero, en lo demás, no hay diferencia: yo me entreno igual que mis compañeras y soy una más.
Sin embargo, sus títulos y su carisma han popularizado un deporte desconocido hace sólo unos años.
Es cierto que hemos avanzado mucho y que hemos dado pasos muy importantes gracias a los títulos. Los medios de comunicación nos prestan más atención y nos reclaman para más cosas.
Eso también ha atraído a más niñas hacia este deporte. ¿Hay futuro en la cantera?
Yo creo que sí. La selección júnior ya está teniendo excelentes resultados.
Pero cuesta atraer a la juventud hacia un deporte tan sacrificado.
Sí. El ritmo de vida de hoy es muy diferente, los niños tienen muchas cosas a su alcance y el deporte es sólo una más. Y, ahí, es muy importante el papel de los padres, que ellos te animen y te ayuden a hacer deporte. Yo siempre he tenido el apoyo de los míos.
Además, éste es un deporte en el que, durante muchos meses, se trabaja en silencio.
Sí y eso es menos atrayente para los jóvenes.
Y a usted ¿le cuesta mantener la concentración durante tanto tiempo para una cita tan puntual?
No especialmente. Es más, agradecemos que las competiciones se espacien en el tiempo.
Al final, ¿cuál es su mayor recompensa?
Cuando subes al podio, la sensación del trabajo bien hecho y de haber logrado el objetivo.
NOELIA ROMÁN
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